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Huella digital: Adaptando la prevención de fraude a la era digital

A medida que la tecnología avanza rápidamente, la prevención del fraude debe evolucionar para enfrentar amenazas cibernéticas sofisticadas. Métodos tradicionales como OTP, contraseñas estáticas y 2FA, antes pilares de seguridad, ahora tienen dificultades frente a las tácticas modernas de los ciberdelincuentes. Al mismo tiempo, las empresas enfrentan la presión de ofrecer una experiencia digital fluida, ya que los usuarios actuales exigen interacciones rápidas y sin fricciones. Esto exige un cambio hacia una prevención de fraude centrada en lo digital, utilizando herramientas modernas como la huella digital para satisfacer las necesidades de una generación nativa digital.

Aumento del fraude digital: Combatiendo con inteligencia de huella digital

La era digital ha provocado un cambio sísmico en el fraude, caracterizado por un aumento en los costos y el volumen de actividades fraudulentas. Para los comercios minoristas y de ecommerce en Estados Unidos, cada dólar perdido por fraude ahora cuesta $3.75, cifra que asciende a $4.36 para empresas de servicios financieros y bancos. Con los gastos globales por fraude alcanzando los $5.13 billones anuales, lo que refleja un aumento del 56% en la última década, la urgencia de abordar el fraude digital nunca ha sido más crítica.

La pérdida real causada por el fraude en los comerciantes con sede en EE. UU.

Este aumento no se debe solo a cambios económicos, sino a que los ciberdelincuentes usan técnicas avanzadas para aprovecharse de fallas en los sistemas digitales. Por ejemplo, tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automático (ML) y herramientas generativas, combinadas con análisis de datos, permiten crear fraudes difíciles de detectar. Esto incluye estafas que generan identidades falsas, información inventada y envíos masivos de correos de phishing que suplantan identidades. El monitoreo de huellas digitales es clave para identificar y detener estos fraudes, ayudando a prevenirlos de manera anticipada.

Hoy en día, los estafadores cuentan con diversas herramientas para combinar creativamente datos precisos con información fabricada, evitando sospechas, eludiendo monitoreos de crédito o pasando desapercibidos ante analistas humanos y equipos de gestión de riesgos. Además, el volumen, la variedad y la sofisticación de los ataques de fraude se atribuyen a la tecnología moderna que revitaliza viejas estafas mientras facilita el acceso a un mayor número de individuos en línea, haciéndolo más sencillo y rentable.

La huella higital como una herramienta de evaluación clave

Con las empresas perdiendo el cinco por ciento de sus ingresos anuales debido al fraude, la necesidad de reevaluar y fortalecer sus estrategias de prevención de fraude se vuelve cada vez más urgente. El aumento de fraudes, como los ataques de phishing y las identidades sintéticas, exige soluciones más avanzadas que las técnicas convencionales.

En el centro de esta nueva era de prevención de fraude se encuentra la huella digital, una solución crucial para enfrentar estos desafíos. La huella digital consiste en recopilar y analizar información generada por la actividad y presencia en línea de las personas, utilizando datos en tiempo real y una amplia gama de señales sociales y digitales. Este enfoque mejora la validación de los datos de los clientes, permitiendo diferenciar de manera más efectiva y eficiente entre transacciones legítimas y fraudulentas. Al realizar una evaluación de huellas digitales, las empresas pueden lograr una precisión, velocidad y eficacia sin precedentes en la prevención del fraude, deteniéndolo desde etapas tempranas gracias a un análisis profundo de los clientes, sin generar fricciones en la experiencia del usuario.

Revisión de huella digital durante el proceso de onboarding de clientes

Revisión de huella digital durante el proceso de onboarding de clientes

Ejemplos de cómo utilizar la huella digital

La huella digital supera los métodos tradicionales de verificación al aprovechar el complejo rastro digital que las personas dejan en línea. Ofrece múltiples aplicaciones para combatir y mitigar el fraude, desde la búsqueda inversa de correos electrónicos y números de teléfono hasta la verificación mediante análisis de IP y huellas de dispositivos. Este monitoreo es la forma más completa de verificación de identidad en línea, incorporando datos de comportamiento en tiempo real para una detección más rápida.

Por ejemplo, evaluar huellas digitales durante el proceso de incorporación de usuarios permite identificar patrones que puedan indicar comportamientos fraudulentos, como el uso de correos electrónicos masivos con nombres similares o contraseñas compartidas entre diferentes usuarios. Estas señales, que suelen pasar desapercibidas para los sistemas convencionales, son banderas rojas que pueden indicar redes de fraude intentando infiltrarse en una plataforma.

Más allá de detectar fraudes en la incorporación, la huella digital proporciona información valiosa para la evaluación de riesgos, al permitir una comprensión más profunda y fundamentada en datos sobre el comportamiento digital de un usuario. Esto ayuda a las empresas a determinar la probabilidad de intención fraudulenta y evaluar con mayor precisión la capacidad financiera de un cliente. Los estafadores buscan objetivos fáciles, y si el acceso resulta complicado o poco rentable, simplemente se trasladan a blancos más vulnerables. Confiar en la huella digital crea una barrera de fricción que dificulta la penetración de los defraudadores, obligándolos a buscar objetivos más accesibles.

En países donde el efectivo es predominante y no se depende de historiales crediticios tradicionales, las señales sociales y los datos de comportamiento ofrecen otra manera de evaluar la capacidad financiera. Con más de 1,400 millones de adultos no bancarizados —y 7.1 millones de hogares en Estados Unidos— la huella digital es una forma innovadora de verificar la legitimidad de un cliente y detectar malos actores con información tan básica como una dirección de correo electrónico o un número de teléfono.

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Avanzando en la prevención del fraude

Tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (ML) son esenciales para aprovechar eficazmente la gran cantidad de datos capturados mediante el monitoreo de huellas digitales. Estas herramientas, las mismas que los ciberdelincuentes utilizan para crear esquemas de fraude más complejos, ahora pueden emplearse para detectar fraudes más rápido, identificar patrones con mayor precisión y mejorar la eficacia general en el ciclo de prevención del fraude.

El aprendizaje automático blackbox es común hoy en día. Se refiere a un proceso de toma de decisiones donde los datos de entrada son procesados y se generan resultados sin revelar la lógica o razonamiento subyacente. Aunque este tipo de ML puede ofrecer calificaciones de fraude rápidas, su naturaleza opaca dificulta ajustar o refinar los umbrales de riesgo. Por el contrario, el aprendizaje automático interpretable whitebox proporciona un enfoque transparente e interpretable. Ofrece decisiones explicadas y un desglose del proceso seguido para llegar a ellas. Esta claridad permite personalizar las medidas de prevención de fraude para alinearse con la tolerancia al riesgo específica de la empresa, asegurando que las medidas de seguridad no afecten negativamente la experiencia del usuario.

Al integrar el aprendizaje automático blackbox y whitebox —un enfoque promovido por SEON— las organizaciones pueden lograr un equilibrio entre transparencia y adaptabilidad. Esta estrategia dual aprovecha el poder de la huella digital para alimentar un motor de reglas personalizable, mejorando la capacidad de análisis en tiempo real y la toma de decisiones integral. Esta metodología reduce el riesgo de falsos positivos y correlaciones sin contexto, típicamente asociados con los modelos blackbox, y fomenta la confianza y el compromiso en las plataformas digitales al alinear las medidas de seguridad con las expectativas de los consumidores modernos de una experiencia digital fluida.

Conclusión

El futuro de la prevención del fraude no es estático; es una batalla constante contra amenazas en evolución. A medida que las generaciones digitales generan huellas digitales más robustas y surgen nuevas tecnologías en paralelo, las soluciones de prevención de fraude deben mantenerse ágiles, adaptándose a las crecientes señales de nuestro mundo digital.

Fuentes adicionales: